martes, 10 de enero de 2012

El modisto de la aristocracia

 
Nace en 1895 en Getaria, una pequeña localidad del País Vasco, en el seno de una familia humilde, hijo de un pescador y de una costurera. Estoy hablando del maestro de maestros y el modisto por excelencia, que no es otro que Cristobal Balenciaga. 
Con una infancia difícil debido a los tiempos que corrían donde la escasez reinaba por donde quiera que fueras, desde muy joven empezó a trabajar para ayudar en el sustento de la casa, pues su madre había enviudado prematuramente, concretamente cuando él contaba con 10 años.
Su madre tenía un pequeño local donde enseñaba a las jóvenes del pueblo el oficio de la aguja, por lo que el joven Cristobal estuvo rodeado desde su más tierna infancia por los hilos, las telas, los patrones y las costuras.

Según cuenta la leyenda, un verano, mientras la marquesa de Casa Torres, madre de la reina Fabiola, veraneaba en Guetaria, el joven Balenciaga quedó impresionado por la elegancia de la noble dama, y ésta en agradecimiento le envió a su casa un retal de tela y uno de sus mejores vestidos para que lo copiara.
En 1919 abre su primera tienda en San Sebastián, lo que le permitirá contactar con la más rancia aristocracia, que se trasladaba en las fechas estivales hasta la costa vasca, aunque posteriormente abrirá también en Madrid y Barcelona. Entre sus principales clientas destacaban reinas como María Cristina o Victoria Eugenia.  
Años más tarde, la situación política del país empeora y en 1936 estalla la Guerra Civil, por lo que siente la obligación de cerrar las tres tiendas en España y trasladarse hasta Paris, donde un año más tarde retoma el negocio abriendo un atelier en el tercer piso de un edificio céntrico de la capital francesa.

Durante más de 30 años fue la figura más representativa de la moda, entre otras cosas, por su dominio en el corte, su elección de telas y su acertada composición de colores. Considerado el precursor y el máximo exponente de la Alta Costura, se trataba de uno de los negocios mas rentables del país galo. Hasta el Crack del 29, ocupaba el segundo puesto en exportaciones francesas y daba trabajo a más de medio millón de personas. 
Claro esta que no estaba al alcance de todas las personas, los vestidos alcanzaban cifras millonarias y solo era apto para bolsillos muy solventes. Ricas del viejo continente, familias reales y los grandes almacenes americanos, eran los pocos privilegiados que podían hacer uso de esas auténticas obras de arte.
Un peculiaridad es que los americanos se llevaban el modelo terminado, no se realizaba a medida; que era como se trabajaba en Europa en todas las casas de costura. Posteriormente, con las dificultades económicas que sufría el continente americano, los aranceles en las exportaciones aumentaron considerablemente, y se inició una nueva forma de comercio; los yankis compraban "duales", es decir, el modelo hecho en tela blanca y con derecho para poder reproducirlo en gran cadena, una idea revolucionaria que reina hoy en todo el mundo.

Se codeaba con nombres de la alta sociedad mundial como la condesa de Bismark, la duquesa de Windsor, la Begum o la reina Fabiola, a quien en su boda con el rey Balduino de Bélgica, diseñó un magnifico vestido de novia ribeteado en visón blanco. Pero una de sus musas y más fieles compañeras fue una española, Sonsoles de Icaza, marquesa de Llanzol. Un personaje muy curioso, que merece una entrada al blog, de la España franquista donde las clases sociales estaban muy marcadas y el glamour se respiraba en los salenes más elegantes de las principales ciudades del país, mientras el pueblo subsistía a duras penas.



Los años fueron pasando y llegaron tiempos difíciles para el arte de la Alta Costura; las grandes clientas fueron desapareciendo y el numero descendió considerablemente. Los cambios sociológicos eran imparables en los 60, donde surge la minifalda, el pop art o el movimiento hippie.
Las nuevas generaciones no se identifican con este tipo de vestuario, que lo percibe como un estilo arcaico y rancio.

Fue un momento decisivo para el diseñador vasco, que decide que es el momento de retirarse. Es la primavera del 68, y con 73 años, cierra su casa de igual manera que había vivido, discretamente.
Será en 1972, cuando de manera excepcional retome la aguja y diseñe el vestido de la duquesa de Cádiz, nieta de Franco. 


La moda nunca volverá a ser igual, rezaban los titulares de los principales periódicos de la época.

De nuevo vuelve a España y se retira en su caserío del Monte Igueldo, aunque continúa realizando viajes a Madrid y Paris, que combina con sus retiros en el Mediterráneo, concretamente en la localidad alicantina de Jávea, donde disfruta del sol y del mar.

Muere el 23 de marzo de 1972 en Valencia, aunque sus restos fueron trasladados a su pueblo natal donde fue despedido como el genio más revolucionario de la moda merecía.

Aquí os adjunto dos links, uno el del museo que ha sido recientemente inaugurado y que tiene una web que considero de interés y en la que podéis disfrutar de magnificas creaciones.
http://cristobalbalenciagamuseoa.com/
Y la otra es la de youtube, con un documental muy extenso y realmente interesante, pues cuenta con personas que lo conocieron y te acercan mucho más a él como persona y sobre todo como diseñador. Concretamente es el del primer video, que enlaza con los cuatro restantes.
http://www.youtube.com/watch?v=6BGkiVbxgkc 



   

 

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