lunes, 17 de octubre de 2011

El "sí, quiero" de la Duquesa

Y fueron felices y comieron perdices...así podría haber terminado el narrador la historia del pasado 5 de octubre si hubiera sido un cuento,  pues en Sevilla se celebró la esperada boda de la duquesa de Alba.

Lo que parecía imposible, se hizo realidad y es que en muchas ocasiones, la realidad supera la ficción y vimos salir de la capilla del Palacio de Dueñas a la duquesa del brazo del ahora duque consorte, Don Alfonso Díez.
El día empezaba lleno de nerviosismo, pues toda boda requiere preparativos hasta en el último momento. La entrada del palacio era un ir y venir de gente, pero todo salió como era de esperar.
El novio salido con antelación del hotel donde pasó la noche hospedado, fue recogido por un coche y fue en ese momento donde pudimos ver su atuendo; un magnifico chaqué en color gris, con chaleco del mismo color, camisa en color blanco y una bonita corbata en azul con pequeños topos en blanco, un look muy apropiado a la vez que muy british.
De ahí se dirigió hasta la casa-taller de Victorio&Lucchino, donde le esperaba elegantemente vestida la madrina e íntima amiga de la duquesa, Carmen Tello.

Personalmente, para mi la más elegante de la boda con diferencia, creo que ha sido una opinión generalizada. Ella lucía una magnifica creación de los modistos sevillanos en color rojo, con escote en V y con un apertura frontal, todo ello acompañado de la tradicional peineta y mantilla y guantes a juego. Me gustaría prestar especial atención en la mantilla, color crudo por expreso deseo de Dña Cayetana, es una espectacular pieza, de gran valor por sus dibujos, por su  antigüedad y por estar confeccionada de un colcha.
Fueron muchos los que desearon ir a la boda, pero pocos los elegidos, y es que tan sólo una veintena de afortunados presenciaron el momento del "sí, quiero". Entre ellos, todas las ex-nueras de la duquesa con excepción de Matilde Solís, con las que guarda una gran amistad. Entre ellas, no podía faltar la mejicana Genoveva Casanova, ex-mujer de Cayetano, a los que se les pudo ver en varios momentos de complicidad, dando lugar a las habladurías.

Pero sin duda, los invitados estrella fueron los hermanos Rivera, y como es costumbre, lucieron elegancia torera, sobre todo Cayetano, pues iba muy acertado con un traje en gris, camisa blanca y corbata verde. Éste último fue acompañado por la que es su pareja, Eva González, la cual lució un vestido en color azul, con pronunciadas hombreras y una larga botonadura en la espalda, muy estilo "vintage".


La ceremonia se ofició en la capilla del palacio, por parte del sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Drap, amigo personal de la familia, que contó con la ayuda de dos religiosos más. La novia, entró del brazo de su hijo y padrino, el duque de Huéscar y la ceremonia fue amenizada por el grupo hispalense "Siempre así".




Desgraciadamente, hubieron dos ausencias destacadas; una de ellas era de esperar, pues sonadas y polémicas fueron las declaraciones de la duquesa hacia su nuera Inca Martí, esposa de su hijo Jacobo. Éste, muy educadamente alegó un importante viaje de negocios en el extranjero como motivo principal de su ausencia. Por otro lado he inesperadamente, Eugenia fue ingresada la noche anterior con carácter de urgencia por un brote de varicela, lo que le impidió asistir al tercer enlace de su madre, debido a la alta fiebre que le generaba la infección.


Como era de esperar, la espectación fue muy grande, y tanto los medios de comunicación, como los sevillanos, se acercaron hasta las inmediaciones del palacio de Dueñas. Una vez finalizada la ceremonia, los contrayentes se acercaron a la puerta para dar las gracias a todos los asistentes, y fue el momento donde pudimos comprobar la falicidad de Dña Cayetana, que ante los vítores de los allí presentes, lanzó el ramo y se marcó una sevillana para asombro de todos.


Ahora sólo nos falta ver el magnifico reportaje que nos ofrecerá la revista Hola con la exótica luna de miel en Tailandia. Como cualquier joven pareja, el aristocrático matrimonio también ha elegido un destino muy de moda entre los jóvenes casaderos españoles, y es que para la duquesa no hay fronteras ni límites que entorpezcan su maravillosa vida.

Una vez más, Doña Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, XVIII Duquesa de Alba, se sale con la suya y consigue todo lo que se propone, al parecer no hay límites para ella, no sé que será lo próximo, pero seguro que vuelve a sorprendernos y volverá a ganarnos a todos como lo hace siempre.

GENIO Y FIGURA HASTA LA SEPULTURA.


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