jueves, 22 de septiembre de 2011

Tita, Tita, Carmencita...

Compartiendo culebrón veraniego con la siempre mediática Belén Esteban, una vez más hemos podido disfrutar de la vida de la Baronesa, esta vez llevada a la ficción. Concretamente ha sido una producción para Telecinco que como todo lo que hace, ha cosechado un gran éxito, no sin causar posterior polémica con la protagonista.
De máxima actualidad, pues las relaciones con su hijo son cada vez más tirantes a causa de una nuera que no es de su agrado, la Baronesa ha aprovechado en esta ocasión para hacer público su descontento con la tv movie pues según ella no se ajusta a la realidad, con temas tan peliagudos como la luminosidad de su casa, la cual no se ajusta con la que aparece en la película o con el lugar donde conoció a Lex Barker, pues aunque lo conoció en un avión, no es cierto que fuera mientras jugaba al poker.



Una vez desmentido, la verdad es que todos nos quedamos mucho más tranquilos, y más viendo el magnífico reportaje que ha concedido para Hola, su revista de cabecera como no puede ser menos para una Baronesa, más si se trata de la Thyssen.



Me resulta gracioso, pues aunque soy "fan" de Tita, pues me parece un personaje interesantisísimo, e inteligente, tengo que confesar que hay veces que me parece que lo disimula bastante bien.
Ha sido capaz de traer su colección privada a nuestro país, para que la disfrutemos todos los españoles que apreciamos el arte; un logro importante y del cual, sinceramente, debemos estar muy agradecidos, sobre todo sabiendo que recibió ofertas más que tentadoras por parte de otros países.
Pero cuando nos acercamos al terreno familiar la cosa cambia; me parece que debería dejar de lado sus pretensiones de Gran Baronesa, y mostrar su lado más maternal y aceptar la que hasta ahora es la mujer de su hijo, pues le guste más o menos, es la esposa elegida, con la que lleva muchos años, y la que le ha obsequiado con dos nietos que desgraciadamente no está disfrutando.

Dejando de lado mi vena más periodística, y sacando la de psico-analísta, con todos mis respetos a los profesionales de la materia, considero que lo que Carmen Cervera muestra es cierta frustración. Frustración pero con su hijo, pues ella quiso hacer de él un chico de provecho educado en los mejores colegios, con idiomas, bien relacionado y con carrera, capaz de continuar con la tradición familiar del mecenazgo artístico y así ir engrosando la colección privada.
Desgraciadamente, lo que se encontró fue todo lo contrario, un chico bonachón, sin grandes pretensiones, al que le costaba estudiar y sacar el aprobado y que lo único que pretende hasta el momento es disfrutar de la vida, porque se le desconoce oficio y beneficio...bueno, beneficio sí, que para eso es hijo de multimillonarios y no le hace falta trabajar, !sólo faltaba eso!


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